Quién Soy

Acerca de mí
Soy Marisa Maza y tengo la suerte de poder ejercer, como profesión, mi gran pasión: la psicología. Lo que más me gusta de mi trabajo es acompañar a las personas en su proceso de sanación y bienestar. Es muy gratificante ver cómo las personas van liberándose de las cargas que, a menudo, llevan arrastrando muchos años y comienzan a vivir de forma más libre y en paz.
Estudios
Estudié psicología en la Universidad de Oviedo. Desde el inicio tenía claro que me quería especializar en el ámbito clínico (por eso, tras la carrera, realicé el máster en psicología general sanitaria que me habilitaba para ello), lo que no sospechaba era que me especializaría en el trabajo con personas con trastornos en la conducta alimentaria, mala relación con la comida y/o patología digestiva. Eso vino después cuando cursaba el tercer curso de la carrera y casi de forma “casual”.
Para que comprendas esa decisión tengo que contarte algo de mí más personal. En ese momento de mi vida, llevaba unos años arrastrando una patología digestiva. Esto hacía que tuviera malas digestiones, dolor abdominal, cansancio y otros muchos síntomas que comenzaron a preocuparme y limitar mi vida de forma importante. Adivina qué más pasó. Pues que, con esta situación, la ansiedad apareció en mi vida y se convirtió en mi compañera diaria. Para mí, era muy frustrante, estar mal y que nadie me diera ninguna solución.
Tras acudir a muchos más profesionales de los que recuerdo, una nutricionista y un médico digestivo supieron dar los pasos adecuados y comenzamos a poner solución a mi problema. Tenía intestino irritable y sensibilidad a algunos alimentos. En realidad, los cambios en mi alimentación me costaron solo al principio. Después, al comprobar cómo iba mejorando, se me hizo mucho más sencillo pues esa recompensa era la mejor de las sensaciones.
Aún así, faltaba alguna pieza. Mi nutricionista se dio cuenta de que soy una persona muy sensible y mi sistema nervioso se activaba con mucha facilidad por lo que me sugirió la idea de poder introducir en mi proceso la figura de un psicólogo. Ahí ya sentí que mi tratamiento estaba completo y me di cuenta de que había querido empezar la casa por el tejado, pues ese apoyo psicológico es lo primero que necesitaba. Muchos de mis síntomas venían por una mala gestión de mis emociones, miedos, heridas del pasado sin sanar, autoexigencia…
La terapia psicológica fue, sin duda, fundamental en mi recuperación, supuso llegar al origen de todo y sanarlo desde ahí. De lo contrario, me hubiese pasado lo de otras veces, que hubiese mejorado para, poco tiempo después, volver a lo mismo. Mi paso por terapia conllevó cambios que se mantienen en el tiempo. Ahí yo aún no era psicóloga (estaba estudiándolo), pero tengo que decirte que sí, los psicólogos también vamos al psicólogo. De hecho, en muchas de las formaciones que después he hecho, exigen, como requisito, haber hecho tu propio proceso terapéutico, lo cual tiene todo el sentido.

Todo este proceso personal coincidió con el inicio de mis prácticas de psicología en un hospital. Yo estaba en la unidad de rehabilitación mental cuando me ofrecieron una breve rotación por una unidad de trastornos de la conducta alimentaria. Mis ganas de aprender y de ver diferentes patologías me hicieron dar el sí sin pensármelo mucho. Estos trastornos me parecieron complejos y fascinantes porque, en mi ignorancia, pensaba que solo tenían que ver con comer o no comer.
Estar allí me hizo ver que el origen de todos ellos es psicológico y que, por tanto, la figura del psicólogo es fundamental en su sanación. Y que, además, en un trastorno de este tipo hay que trabajar muchas cosas, el comer o no es solo la punta del iceberg. Debajo hay mucho más y ahí es a donde hay que ir (relaciones personales, límites, autoestima, patrones del pasado, contexto social, ansiedad, depresión, autolesiones, gestión emocional, perfeccionismo, autoexigencia…)
Tras la breve estancia en la unidad tenía hambre de más conocimiento por lo que empecé a leer muchos libros, hacer cursos, seguir la trayectoria de personas que se dedicaban a ello y, así, poco a poco me fui especializando en trastornos de la conducta alimentaria y también cursé la especialidad en psico-gastroenterología.
Mi mirada es contextual y compasiva, esto me lo aportó, en gran parte, el segundo máster que estudié Máster en terapias contextuales. Concretamente, con la especialidad en terapia de aceptación y compromiso (ACT). Por ello mi intervención es integrativa porque creo que somos un todo, no partes sueltas y separadas. Además, somos un todo en relación con nosotros mismos, con otros y con el mundo.
Actualmente, llevo ya unos años con mi propia aventura emprendedora y dirijo mi propio centro de psicología en Bilbao atendiendo, tanto de forma presencial como online.
Mi compromiso es ayudarte a recuperar tu salud mental. Será un placer para mí acompañarte si así lo decides.